A menudo se considera que las personas con discapacidad, particularmente las que tienen necesidades significativas de apoyo, no pueden formar parte de la plantilla de una empresa porque no pueden hacer todo lo que otra persona hace.
Sin embargo, es un hecho que nadie hacemos todo lo que hace otra persona.
Es verdad que dentro de una empresa hay personas que comparten tareas, pero también es cierto que hay tareas que son exclusivas de algunas personas. Normalmente esto tiene que ver con la especialización, pero también con las cualidades y capacidades del trabajador.
Es obvio que en todas las empresas hay tareas que son repetitivas. Si las empresas optaran por contratar personas con discapacidad para estas tareas obtendrían bastantes ventajas.
En primer lugar, optimizarían los costes ya que sus trabajadores más polivalentes podrían abarcar más trabajo, sin las considerables pérdidas de tiempo que suelen producir estas tareas en los trabajadores más polivalentes.
En segundo lugar, mejorarían su imagen corporativa con la consiguiente repercusión en el mercado.
En tercer lugar, podrían optar a interesantes ayudas en materia de bonificaciones a la Seguridad social y subvenciones.
En cuarto, las personas con discapacidad también contribuyen en la mejora del clima laboral y fortalecen el sentido de los trabajadores a la empresa
Es cierto que estas personas necesitan aprender en la empresa, pero desde el Projecte Trèvol se proporciona el preparador laboral que se ocupa de esto, sin coste alguno para la empresa, y no sólo previamente al contrato sino siempre que hubiera cambios en las tareas.
A partir de estos hechos resulta obvio que las personas con gran discapacidad nos sólo pueden formar parte de las plantillas sino que su presencia en las mismas puede suponer una ventaja para su empresa. M.
Amelia Martinez Valls