Se tiene que apostar por una educación inclusiva para las personas con discapacidad, en donde todos se puedan ubicar en un mismo centro educativo, así como con los compañeros de su misma edad y entorno.
Es cierto que en ocasiones es una dificultad para el profesor al tener un niño o adolescente con discapacidad intelectual, y que de alguna manera tendrá que hacer un esfuerzo añadido para adaptarse a una situación diferente, por una lado el trato y formación de la persona con discapacidad y por otro la aptitud de los compañeros de clase, y que a su vez pueda pensar que esto va a ser un lastre para el correcto desarrollo de la materia y de la clase. Es más puede justificarse esta resistencia debido al perjuicio hacia los demás compañeros.
Para ello se deben procurar los apoyos necesarios para que esto pueda llevarse a término, desde el Projécte Trèvol creemos que es vital que se pueda estar dentro de los centros educativos para poder apoyar a la persona con discapacidad, así como a los profesores y al personal no docente, y también a los demás alumnos para que se pueden convertir en los mejores apoyos naturales para su compañero.
Es una manera de no discriminar a nadie, de no crear centros especiales o cerrados, normalizando de esta manera la discapacidad, pasando de atención y formación especial, a la integración inclusiva en la escuela, que es el paso previo para una integración progresiva en la sociedad y también en el mundo laboral ordinario.
Se tiene que provocar un cambio de mentalidad en el mundo educativo para que se venza el temor a la integración de las personas con discapacidad y que con valentía se procuren desde las instituciones los apoyos necesarios para llevar esta labor que hace una sociedad mucho más participativa y solidaria.
Javier Abad Chismol