La forma de entender la discapacidad intelectual, y más concretamente la integración parte desde la familia y desde la infancia, para ello ha ido surgiendo lo que llamamos la transformación de centros, que es hacer lo necesario para la transformación sea una realidad, poder conseguirlo y además también buscar los apoyos sociales y económicos necesarios.
Para ello los profesionales de Servicios de Atención Temprana tienen que profundizar en las claves de la transformación, para avanzar en la atención y apoyos centrados en la familia, esto repercute en la calidad de vida de los niños y niñas con discapacidad intelectual o del desarrollo y sus familias. Para ello hay que adoptar los cambios y trabajar los aspectos claves que se deben realizar en los centros, los profesionales, las familias, los apoyos necesarios y la evaluación.
La Atención Temprana está universalmente reconocida como un conjunto de acciones que se orientan hacia la prevención y la intervención asistencial de los niños que se encuentran en situaciones de riesgo o que presentan alguna discapacidad. Si se actúa desde los primeros momentos es cuando podemos conseguir mayores resultados.
Hay un conjunto de intervenciones para poder garantizar las condiciones y la respuesta familiar en los diferentes entornos. Se han trazado líneas maestras sobre las que debe avanzar, para que se convierta en un marco de referencia fundamental en cuanto a principios, organización y funciones para planificar, canalizar y responder eficazmente ante la infancia y ante las familias.
La Atención Temprana se fundamenta sobre principios científicos de varias disciplinas: Pediatría, Neurología, Psicología, Psiquiatría, Pedagogía, Fisioterapia, Lingüística… Por ello es importante la detección en los distintos ámbitos (con un acceso adecuado a los servicios sanitarios) y en muchos casos la coordinación de las distintas especialidades.
La Atención temprana pretende la compensación de las desigualdades individuales y el derecho a alcanzar un desarrollo evolutivo lo más normalizado posible y una vida plena e independiente de todas las personas.
Hay que apostar por una educación inclusiva para que las actuaciones se puedan realizar en los centros ordinarios, y hacerlo desde el primer momento, es transformar la mentalidad de la sociedad, de las instituciones, de los gobiernos, técnicos, familias, y eso empieza con este tipo de iniciativas que buscan la transformación concreta, es decir, saber a dónde queremos llegar.
Javier Abad Chismol