Reclamos continuamente una responsabilidad por parte de la sociedad y también tendríamos que aplicarla a las organizaciones, a las ONG, y por supuesto a las instituciones y organizaciones que trabajan con las personas con discapacidad.
La ética es la honestidad a la hora de trabajar y tomar decisiones, entendiendo la ética como la disciplina filosófica que estudia el bien y el mal y sus relaciones con la moral y el comportamiento humano, es decir, lo que está bien y lo que está mal, también el conjunto de costumbres y normas que dirigen o valoran el comportamiento humano en una comunidad.
Es verdad que puede haber un orden moral que puede ser relativo entre lo que es bueno o no, y bien es cierto, que no todos tenemos los mismos puntos de vista con referencia a lo que es más conveniente para un colectivo, por este motivo podemos encontrarnos con diferentes formas de entender la discapacidad, bien desde la perspectiva asistencial o de la integración, o incluso de ambas. O que podamos ver como es mejor el empleo protegido o el empleo en una empresa ordinaria.
Es vital el papel de la empresas en la integración real de la personas con discapacidad, porque son ellos que junto con el apoyo de las instituciones tienen que posibilitar que esto se pueda realizar, y para ello hay que comprometer a toda la sociedad.
La responsabilidad social implica, carga, compromiso y obligación, es decir, que no nos desprendemos o ignoramos aquellas circunstancias que no me interesan o podrían crearme una dificultad concreta, por ejemplo cuando un empresario piensa que contratar a una persona con discapacidad intelectual podría ser un problema y por lo tanto no quiere saber nada del tema.
Tenemos que construir todos juntos en unidad, una sociedad que construya y que valore la diferencia y que esté dispuesta a aportar los apoyos necesarios para que esto se lleve a término. La verdadera ética no puede ser egoísta ni pensar tan solo en resultados económicos, sino en un desarrollo sostenible como marca las Naciones Unidas.
Es saber cómo es la sociedad que queremos, y como poco a poco hay que ir mentalizando a la gente en una actitud integradora para que las personas con discapacidad intelectual puedan pasar a formar de la sociedad.
Javier Abad Chismol