Tras escuchar estos días unas declaraciones del periodista y escritor Arcadi Espada, en el programa de “Chester” de Risto, no cabe más que la indignación por la vulneración en sus declaraciones sobre los derechos de las personas con discapacidad, a los que llama enfermos, y especialmente aquellos que son más vulnerables y necesitan más atención.
No se puede decir que es un gasto innecesario para el Estado el tener que invertir más en una personas porque tiene una discapacidad y menos hacer responsable a sus padres por traer al mundo una persona con discapacidad, creando así una cultura de los sanos y perfectos, y el resto hay que abortarlos o eliminarles porque son un lastre para la sociedad.
Las declaraciones fueron las siguientes: “Hay personas que consideran que, si alguien les detecta un niño enfermo, tienen todo el derecho a seguir adelante con el niño enfermo”, eso a él le parece “una inmoralidad”. Para intentar salvar la situación que generan estas afirmaciones, el señor Espada añade que él no les obligará “a abortar”. No contento con eso, el señor Espada añade a continuación que “si el servicio público de salud detecta una persona con una anomalía grave que va a impedir que lleve una vida normal, y digo normal con el pleno uso y conciencia de por qué uso esta palabra”, tenga a su hijo, pero “cuídese de él, porque si el servicio público le ha avisado a usted de que esa persona va a nacer con gravísimas deficiencias que van a suponer para la sociedad un costo que podría haberse evitado, usted evidentemente deberá asumir: primero, la responsabilidad moral de haber traído en esas condiciones un hijo al mundo; dos, la responsabilidad económica de mantener a ese hijo en las condiciones necesarias para la persona y su dignidad”.
Estas declaraciones chocan con todos los avances en la búsqueda de los derechos de las personas, y debe quedar muy lejos el exterminio de aquellas personas que no se consideran sanas, ya en la humanidad ha habido este tipo de actitudes para buscar la élite en el ser humano.
Todo ser humano tiene derecho a vivir, independientemente de las condiciones en que se produzca esta vida. Por tanto, negar a una persona el derecho a la vida es siempre una vulneración de derechos fundamentales, lo más importante que tenemos es la vida.
No podemos consentir este tipo de declaraciones que incitan a la culpa de aquellos padres que quieren sacar adelante a su hijo, y que les muestran todo su amor y apoyo para seguir adelante llenando la vida de dignidad, de entrega, de gratuidad y de generosidad.
No se puede desechar a las personas porque van a ser un gasto, no se puede atentar contra la vida, y no se puede ser tan tremendamente capitalista y materialista que los intereses comunes económicos pasen por encima de la personas, porque de esta manera nos cargamos la sociedad del bienestar, y para que vivan bien unos pocos “perfectos” eliminemos a los “no útiles”, es una puerta clara a la eutanasia, al aborto y al respeto a la vida.
La sociedad española ha aprendido el valor de la justicia y de la dignidad de cada persona, reconociendo los derechos fundamentales de todos mediante la Constitución de 1978 y la ratificación de numerosos tratados internacionales, entre ellos la Declaración Universal de los Derechos del Hombre.
Tenemos que denunciar este tipo de declaraciones que alejan al ser humano de su dignidad, que llama enfermos a personas con discapacidad, y que demuestran que hay gente equivocada y que destruyen todos los avances en la búsqueda de los derechos de las personas con discapacidad, y que no entienden de solidaridad y de igualdad de derechos sea cual sea nuestra condición, y especialmente si hay mayor vulnerabilidad.
Javier Abad Chismol