Una sociedad debe siempre enriquecerse con la diferencia, y no debe marginar a nadie por ser distinto, ni por su físico, ni por su capacidad ni por su forma de pensar o de ser. Las personas con discapacidad no deben verse desde una visión de la lástima, ni proteccionismo, que puede llevar incluso a la marginación, aunque no se haga con mala intención.
Vernos en la diferencia y en la diversidad nos enseña a ser solidarios y tolerantes, por eso hay que huir siempre de la segregación. Por ello hay que concienciar a la gente de que es una labor de todos, que todos debemos implicarnos, la cuestión sería como conseguirlo.
El pilar inicial y fundamental es la familia y la educación, una educación que debe ser inclusiva e integradora, en donde los niños puedan convivir con personas con discapacidad desde el comienzo de su vida, de tal manera que vean con normalidad la diferencia, y que hay personas que tienen algunas limitaciones, que necesitan de nuestro apoyo, de nuestra ayuda y que esto nos ayuda a ser mejores personas.
No se puede por lo tanto segregar porque eso no enseña a integrar, si se aparta a las personas con discapacidad de los centros y lugares ordinarios se les priva de la convivencia con todos y que los demás puedan ayudar, apoyar, colaborar, por lo tanto normalizar la vida de las personas con discapacidad.
Una apertura en donde los lugares de uso común sean accesibles, en donde una persona con discapacidad física o intelectual pueda acudir, sin barreras físicas, con lenguaje adaptado que pueda interpretar sin dificultad.
La integración pasa pues por integrar en todos los ámbitos de la vida, huyendo de alguna manera del proteccionismo excesivo que puede limitar un proceso integrador en donde las personas puedan potenciar sus capacidades en vez de fijarse más en las limitaciones.
Es en definitiva dar una oportunidad a las personas para ser uno más, y a su vez para que el resto de la sociedad pueda colaborar en ese proceso, es crear una sociedad responsable con los demás en especial con aquellos que tienen más dificultades.
Javier Abad Chismol