La sociedad tendría que plantearse la manera de que las personas con discapacidad intelectual se pudieran implicar de una manera más activa en la sociedad, quizás en demasiadas ocasiones hablamos de ellos, legislamos para ellos, procuramos su correcta atención, pero no se les deja realmente que ellos hablen, se expresen y participen de una manera más directa.
Desde las Naciones Unidas y sobre la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad se reclama una mayor participación de este colectivo en la toma de decisiones dentro de la esfera pública a escala municipal, nacional e internacional.
Es evidente que hace falta aumentar el número de personas con discapacidad en los parlamentos, los gabinetes ministeriales, los puestos del funcionariado y en los partidos políticos. Es decir, en todos los ámbitos de la vida, tanto en las personas con discapacidad intelectual como física.
Para muchos esto supone un riesgo que la sociedad no puede correr, porque se considera que no están aptos, esto es un error, porque se fijan tan solo en la discapacidad, en la limitación, pero no en las capacidades, y en aquellas cosas que si que puede hacer. Es verdad que desde el punto de vista de rentabilidad, algunos pensarían que no es rentable, que no vale la pena el esfuerzo porque necesitan un apoyo añadido que otra persona sin discapacidad no necesitaría, ante ese pensamiento solo cabe la deshumanización de la sociedad y la cosificación de la persona, no solo se puede buscar la rentabilidad, habrá que buscar la participación de todos los colectivos, de tal manera que no exista ningún tipo de discriminación.
Es vital que se hable de diversidad, y además hacerlo con naturalidad, para ello se debe formar a la sociedad, a las personas, desde la raíz, desde las familias y desde la escuela, para que de esta manera se pueda crecer en la normalidad de integración real de las personas con discapacidad, favoreciendo en todo momento un modelo inclusivo y participativo.
Apostemos por la participación de las personas con discapacidad en la toma de decisiones, pues esto es fundamental de cara a su plena inclusión, y esto supone tanto la participación individual (poder elegir y ser elegido) como su implicación en el diseño de las políticas públicas.
Es parte de estar en sociedad una mayor consideración de las necesidades de las personas con discapacidad en los programas electorales de los partidos políticos, es decir, que no sean solo espectadores, que sean parte activa y participativa.
Javier Abad Chismol