Hay que manifestar la disconformidad a la de forzar las esterilizaciones forzosas contra mujeres y niñas con discapacidad, porque eso vulnera de una manera muy clara los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, y por lo tanto ataca a los derechos civiles de las personas con discapacidad.
Además se revela que hay mujeres y niñas que desconocen la intervención que se les ha aplicado, es decir, no saben que han sido esterilizadas. La esterilización involuntaria está contemplada en el artículo 156 del Código Penal. El Cermi pide que se modifique el Código Penal y el Civil en España, que “ampara que un juez pueda conceder esa incapacitación sin consentimiento del afectado”.
La esterilización forzosa «constituye un delito, según la definición del Consejo de Europa sobre prevención contra la violencia contra las mujeres y doméstica». «Son intervenciones quirúrgicas que tienen como resultado poner fin a la capacidad de la mujer de reproducirse de modo natural sin su consentimiento previo e informado». Por lo tanto lo que hay que defender son los derechos de las mujeres con discapacidad, que no se vean forzadas a algo que no han decidido.
Hay que buscar una transparencia en las actuaciones que se realicen, porque la verdad es que se desconocen muchos datos. La libertad de las mujeres y su capacidad para decidir no puede ser sesgada sin más, en la integración de las personas con discapacidad no se pueden vulnerar sus derechos. En la última década se han producido cerca de mil esterilizaciones.
En España no se cumple las recomendaciones que se hizo en el año 2011 en el Comité de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las personas con discapacidad sobre la recopilación de datos y de estadísticas.
Lo que se tiene que crear es un entorno educativo y sanitario para formar y educar a la persona. Es cierto que las familias toman la decisión de esterilizar cuando las hijas son mayores de edad y por lo tanto para poder tener un control mayor y así no tener temores ante un posible embarazo.
Todo pasa por poner la educación y la formación integral de la persona, una educación sexual y afectiva de tal manera que puedan sentirse autónomas y dueñas de su propia vida, la estilización sin más no es la solución.
Javier Abad Chismol