Es muy importante el respeto de unos hacia otros, especialmente en los sectores más vulnerables de la sociedad que suelen ser las mujeres y las personas con discapacidad, y en muchos casos se une ser mujer y la discapacidad.
Desde la escuela, desde la familia y desde las leyes, se debe concienciar a la sociedad para el respeto y la igualdad, en donde no quepa la discriminación ni el abuso por parte de unos hacia los otros.
Educar es la clave para la mentalización para evitar todo tipo de violencia, bien sea física o psíquica. Es cierto que las leyes deben poner los medios y los mecanismos de disuasión para evitarlo, pero suele ser esto a posteriori, cuando ya tenemos el resultado de una falta de educación, lo que hace que haya una mala actuación.
Por los medios estamos conociendo continuamente casos de abusos, especialmente hacia las mujeres, y como las edades son cada vez más tempranas, síntoma claro de una formación que no lleva al respeto y al respeto de la voluntad de las personas.
Hay que luchar por lo tanto desde la base para que haya cada vez menos acoso escolar, que es el principio después de evitar abuso. Es cierto que el acoso a la mujer no es solo en las personas con discapacidad, muchas veces se da solo por el hecho de ser mujer, y aunque se están tomando medidas al respecto, no parece que la cifra de víctimas disminuya, se junta el ser mujer y la discapacidad, ante cierto colectivo que actúa en superioridad, no por ser hombre, sino por falta de formación y de respeto, por eso hay que ir a la raíz.
Es un hecho comprobado que las niñas y las adolescentes con discapacidad son más vulnerables y por lo tanto habrá que poner los medios de prevención y de avisos necesarios para evitar que esto pueda ocurrir.
Respetar y formar es la clave para evitar situaciones que luego se tengan que lamentar, y para ello tenemos que creer que se puede mejorar en este tema con el esfuerzo y la concienciación de todos.
Javier Abad Chismol