Una de las grandes reivindicaciones en el entorno de la discapacidad es la integración, una integración que debe darse en todos los ámbitos de la vida, y que por supuesto empieza en la infancia y en los centros escolares. Aquí nos aparecen las dos alternativas, centros de educación especial para personas con discapacidad, que está en la línea de la atención y de la formación, o la inclusión en los centros educativos ordinarios con los apoyos necesarios.
El Consejo Escolar del Estado quiere aprobar que cerca 34.000 alumnos con discapacidad que se encuentran en centros especiales vayan pasando al sistema ordinario. Esto plantea muchas incógnitas y miedos especialmente por parte de algunos padres y profesionales.
La pregunta y la duda está servida, ¿es bueno que un niño con discapacidad este con todos o en uno especial? Para ello es evidente que los centros ordinarios deben estar adaptados y que cuenten con los recursos necesarios para que sean de verdad centros inclusivos. De esta forma se quiere hacer un paso progresivo y los centros especiales eliminarlos o buscarles una utilidad en recursos de apoyo para la inclusión.
Esto expone la enmienda que propuso el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi) que salió adelante en la reunión del Consejo Escolar del pasado 8 de enero. El Ministerio valora ahora esta propuesta que podría incluirse en el anteproyecto de reforma de la Lomce.
En la actualidad, 173.797 alumnos tienen alguna discapacidad, de los cuales 34.349 están escolarizados en centros especiales, que representan el 18,80% de niños y jóvenes, según los últimos datos de los que dispone el Ministerio de Educación.
Sin renegar de labor tan importante que han hecho los colegios de educación especial ahora ya es tiempo de abordar la eduación con una nueva mirada, en clave inclusiva. Se tendrá que legislar para que esto sea un hecho, ya las Naciones Unidas ha dado más de un toque de atención a España porque no se cumple parte de la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad de las Naciones Unidas. Es muy costoso para España mantener dos sistemas paralelos educativos. Los padres tienen derecho a elegir después de tener un buen asesoramiento de un equipo psicopedagógico, siguen manteniendo aun ciertos sectores.
Nadie debe quedar excluido, y cada uno debe hacer lo que pueda, con apoyo, de tal manera que se elimine todo tipo de marginación por una limitación física o psíquica.
De todas formas esta propuesta a creado cierta división, entidades como La plataforma Educación Inclusiva Sí, Especial, asegura que no se siente representada por el Cermi, y se mantienen en el conflicto de las dos vías, y que ambas deben seguir y tener los apoyos y medios necesarios. Cada niño debe verse que es lo que más le conviene, si bien inclusivo o especial, deben ser sistemas compatibles.
El debate está servido, bajo mi punto de vista debemos apostar por una educación inclusiva, con los apoyos necesarios, los apoyos naturales son los compañeros, los profesores, los padres de los niños, el personal no docente, todos forman parte del proceso de inclusión, y eso ayuda a la sociedad para que se sientan parte activa de integración, porque lo van a ver de primera mano, de lo contrario, un centro especial se convierte el algo apartado y no se hace visible la discapacidad y lo que esto implica en cuanto que la persona con discapacidad forme parte real de la sociedad desde la infancia.
Javier Abad Chismol