La integración de las personas con discapacidad ayuda a salir de la dependencia y de una economía dependiente y de subsistencia y se camine a un proyecto de vida productivo para la persona y para la sociedad. La participación activa en la sociedad motiva a la persona y hace que tenga un proyecto de vida propio y no dependiente siempre de los demás.
Las prestaciones económicas perpetúan la situación de pobreza y dependencia de las personas con discapacidad intelectual, se acomodan y se acostumbran al pago y desaparece la inquietud por trabajar, e incluso el miedo a perder ayudas hace que no se quiera trabajar, sobre todo por parte de la familia, seguramente por miedo a perder ese trabajo o quedarse desprotegido, o porque si trabaja se pierde la paga.
Las prestaciones económicas desincentivan el acceso al empleo y por lo tanto a la autonomía de las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo porque son incompatibles con el empleo a partir de un techo de ingresos que en media se sitúa en 476 euros.
La tasa de desempleo en las personas con discapacidad es muy alta es del 38%, que es casi tres veces mayor que la población sin discapacidad, con ello concluimos que las prestaciones no incentivan el trabajo porque trabajar implica en muchas ocasiones perderlas.
Las prestaciones son muy limitadas y no se acumulan con el trabajo en ocasiones, lo que hace que muchos desestimen la posibilidad de trabajo ante el temor y la duda. Muchas veces muchos lo desestiman por las dificultades y barreras administrativas.
Muchas de las prestaciones pretenden solo mejorar los ingresos de las familias en función de los niveles de renta, pero no están orientadas a promocionar la autonomía personal de las personas con discapacidad.
La manera en que están concebidas las prestaciones para las personas con discapacidad lo que hacen es no motivar al trabajo, no les sale a cuenta trabajar, pues obtendrán salarios muy moderados y parte de lo que ingresan se les va a detraer de las prestaciones económicas recibidas. Trabajar en muchas ocasiones significa perder dinero a la unidad familiar o a la persona, y por ello se crea una dependencia perpetua de la familia o de las ayudas.
Todo ello tendría que regularse para que no fuera un perjuicio trabajar, que se pudiera motivar, que valiera la pena el trabajo que es lo que lleva a la autonomía, y salir de esta manera de la pobreza y de la dependencia.
Javier Abad Chismol