Las personas con discapacidad forman parte de nuestra sociedad y por lo tanto tiene que ser tomada en cuenta, porque forma parte de la sociedad que vivimos.
La sociedad en ocasiones crea espacios distintos para las personas con discapacidad, escuelas distintas, entornos e incluso trabajos y centros para ellos. Con esto podemos decir que si que existe una cierta atención pero a su vez una segregación del resto que nos aleja de lo que debe ser la inclusión.
Ese espacio puede ser físico pero también mental, en donde se puede dejar de lado el principio de igualdad, tenemos que busca lo que nos une que lo que nos diferencia, más las capacidades que la incapacidades. De esta manera la sociedad que segrega lo que hace es ponérselo más difícil a la personas con discapacidad para que se pueda integrar plenamente como uno más de la sociedad, y es la misma sociedad que no se adapta cuando no los incluye.
En ocasiones sí que se ha utilizado a las personas con discapacidad como mano de obra más económica, se les parcelaba, o si era mucha molestia se les apartaba, en algunas culturas incluso se les destruía. Ahora se camina hacia la inclusión y a la normalización, es decir, que nos les excluya de sociedad sino que se les integre.
Las personas con discapacidad tienen dignidad y tienen por supuesto derechos y deben ser tenidas en cuenta. Necesitamos el reconocimiento de los demás al igual que el respeto y la consideración, no sintiendo que nadie es más que nadie y por lo tanto, no marginando a nadie por su limitación o discapacidad.
La dignidad es la base de todos los derechos y deberes, las personas con discapacidad también tienen derechos a crear su identidad y ser uno más, como parte activa de la sociedad, con derechos y obligaciones.
Javier Abad Chismol