Es muy interesante la reflexión filosófica cuando hablamos de discapacidad e integración, una reflexión moral, de que es lo correcto, o como se tiene que afrontar esta cuestión, especialmente en las personas con discapacidad intelectual, una cierta controversia entre la utilidad de las personas, y aquello que se puede considerar “defecto” o “anomalía” en las personas, que hace preguntarse cómo afrontarlo.
El filosofo Aristóteles fue el primero en ver la ética como disciplina, viendo esta como el estudio el bien y el mal, sus relaciones con la moral y con el comportamiento humano. Es también el conjunto de normas y costumbres que la sociedad se ha ido marcando, el valor del comportamiento humano en la sociedad, en la comunidad.
Por este motivo es tan importante legislar por un lado y mentalizar a la sociedad por otro, para que se vea la inclusión social de las personas con discapacidad como un bien moral positivo para la sociedad y la para la persona, evitando “el aparcamiento” de las personas por sus limitaciones y discapacidad, bien porque solo atendemos o bien porque nos preguntamos si esto es una especie de”desgracia” que nos ha tocado.
Surgen ciertas preguntas morales que la sociedad se plantea, por ejemplo con relación al aborto cuando se detecta que el feto tiene algún tipo de discapacidad, como puede ser con el Síndrome de Down, de hecho cada vez nace menos niños debido a que se elimina este problema desde la raíz. Aquí entraríamos en cuestiones morales o éticas, todas respetables, porque marcan que es lo bueno o que es lo malo, ¿es mejor que nazca o no para la familia y la sociedad? En un artículo objetivo dejamos la respuesta moral o ética en el aire.
¿Inclusión o Asistencia? ¿Cómo plantear la vejez o la enfermedad? Cuestiones que no deben quedar sin respuesta y que se deben reflexionar siempre que introduzcamos la ética en el pensamiento y en los actos, dependerá donde marquemos lo bueno o malo, el bien común o el bien particular.
Por este motivo la corriente del pensamiento es vital porque esto influye en la forma y manera de afrontar la discapacidad.
El respeto a la vida, a la diversidad y a la igualdad de oportunidades nos debe llevar a contar a todos como parte de la sociedad y como un bien y no como una carga, en donde no se valore solo un patrón de perfección o de utilidad social, hay un gran bien moral que es la entrega, el apoyo, la ayuda, la colaboración y generosidad con quien más lo necesita, y eso también es una riqueza social.
Es también importante que se utilice un lenguaje común e inclusivo, las palabras y las formas de expresarse son fundamentales a la hora de afrontar el tema. La ética tiene una labor vital para transformar la sociedad teniendo así un modelo de convivencia social.
Se tiene que eliminar la exclusión y promocionar las capacidades para que todas las personas sean reconocidas en la sociedad, evitando las barreras para que las personas con discapacidad tengan una buena calidad de vida.
En la ética hay que tratar a las personas con discapacidad intelectual con la máxima dignidad sin ningún tipo de discriminación y que se les deje de tratar de una manera infantil inundada de lastima, y recordar que estas personas también tienen derechos y no pueden quedar discriminadas.
Javier Abad Chismol