Es cierto que poco a poco la sociedad se va mentalizando de la importancia y de la igualdad de la mujer en el mundo laboral, pero aun así en muchos aspectos no hay una igualdad plena, tal como lo demuestran muchos estudios realizados, especialmente los que tienen que ver con la remuneración, y si a eso añadimos algún tipo de discapacidad, la dificultad es el doble.
Hay datos que nos invitan a reflexionar, como de cada cuatro puestos de trabajo para personas con discapacidad solo uno es para una mujer, además se denuncia desde diferentes grupos que los puestos son proporcionalmente más precarios con respecto a los hombres.
Es una doble lucha, por un lado buscar la igualdad de derechos y de oportunidades y esto al añadido que supone tener una discapacidad. El ser mujer no debería ser una dificultad, pero nuestra sociedad y la mentalidad de las personas no cambian de una manera rápida, es más, en ocasiones da la sensación de que no evolucionamos en este tema. Podemos ver como lejos de disminuir la violencia de género y la discriminación por ser mujer esta aumenta a pesar de las campañas de mentalización para que haya respeto e igualdad en la relación del hombre y la mujer.
La exclusión del mercado laboral por razón de discapacidad viola la Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, tratado que ha sido ratificado por la UE y por todos los Estados miembro, salvo Irlanda.
El empleo es vital en la vida de las personas, porque ello permite que las personas con discapacidad puedan llevar una vida autónoma e independiente y de esta forma las personas con discapacidad pueden ir tomando decisiones en su vida. Es buscar la igualdad de oportunidades para todos, sin discriminación por sexo o por discapacidad.
Javier Abad Chismol