Muchas veces no caemos en la cuenta de que las personas con discapacidad intelectual también quieren tener su propia vida, y hacer con ella lo que realmente quieran, al igual que hacemos cada uno de nosotros, la discapacidad no puede ser un pretexto para que otros siempre decidan por la persona, sino que con los apoyos necesarias puedan decidir con libertad.
Hay que ir avanzando en la garantía de derechos y en la inclusión de todas las personas, de tal manera que puedan alcanzar el máximo grado de autonomía, y puedan acceder en igualdad y plenamente, decidir con libertad sobre todos los ámbitos de la vida.
Esto debe ser de justicia y de igualdad, y por eso todas las entidades deben promulgar cual debe ser el objetivo, que debe ser la integración y no tan solo la atención, por ello se debe seguir avanzando en la educación inclusiva en centros ordinarios con los apoyos necesarios en la educación. En el ámbito laboral que puedan acceder a la empresa ordinaria bien privada o pública, y que se insista en que tengan los apoyos necesarios para que se tengan el mismo número de oportunidades.
Cada etapa de la vida necesitara unos apoyos, hay que verlo desde la perspectiva de los Derechos Humanos y desde la Convención sobre los derechos de la personas con discapacidad. Evitando cualquier tipo de discriminación, huyendo de la sobreprotección y caminar hacia la autonomía personal y la vida independiente.
El proceso debe hacerse en los entornos más comunes, no en espacios creados para personas con discapacidad, evitando así la segregación. Buscar la responsabilidad y sensibilidad social, romper las barreras.
Mucho puede aportar hoy la tecnología en la autonomía, puede y debe ser un gran apoyo para las labores más cotidianas. La mentalidad debe cambiar, porque todos formamos parte del proceso, y por lo tanto todos formamos parte de los apoyos.
Javier Abad Chismol