Después de finalizar la celebración de los quince años del Projecte Trèvol y antes de la publicación de libro sobre el mismo que publicará Caixa Ontinyet, Conversamos con Isabel Cebrían presidenta de la Asociación Trèvol, asociación de padres y familiares de las personas con discapacidad vinculadas al Projecte Trèvol.
Un proyecto que empezó con la ilusión de ver a sus hijos integrados en la sociedad en todos los aspectos de la vida, tanto personal como profesional. En definitiva se trataba de conseguir que estas personas puedan sentirse útiles y realizadas, tener proyectos e ilusiones como cualquiera.
¿Cómo se ha vivido desde la Asociación, como padres y familiares, esta celebración de los quince años?
Con mucha alegría. Esto supone al reconocimiento de un camino muy importante para nosotros que hemos andado y que ha tenido muy buenos resultados que al principio parecían más un sueño.
¿Cuáles eran los objetivos fundamentales que buscaba la creación del proyecto?
Teníamos claro que no sólo era suficiente el cariño y el amor, había que encontrar la manera real de integrar a nuestros hijos tanto socialmente como laboralmente, es decir, en todas las etapas o momentos de la vida.
Por lo tanto, se trataba de apoyar a nuestros hijos para que esto fuera una realidad, y a partir de ahí empezamos a buscar modelos y colaboradores que nos ayudaran.
¿Cómo ha sido la evolución?
Desde luego, y gracias a Dios, ha ido creciendo poco a poco, se han cambiado muchas cosas, porque muchos padres no aceptaban que esto fuera necesario para sus hijos, otros no creían en el proyecto, quizás en algunos casos podía haber un exceso de proteccionismo.
Hubo que cambiar la mentalidad, pensar que era posible la integración, que no sólo se trataba de entretenerlos y matar el tiempo. Integrarlos a todos los niveles. En un principio que el grado de discapacidad no fuera muy elevado porque teníamos poco personal técnico.
La verdad es que están todos muy contentos, como madre estoy muy satisfecha, porque mi hijo está completamente integrado, el Trèvol le ha hecho crecer, se le ha ayudado a suplir sus limitaciones, lleva una vida de adulto completamente, está integrado perfectamente en el pueblo.
¿Quiénes fueron los primeros que apoyaron e impulsaron este proyecto vanguardista?
Empezamos siendo muy pocos tan solo dos familias, pero eso sí, dispuestas a ponernos a trabajar; también encontramos el apoyo de algunos políticos como Joan Bravo y después de darle muchas vueltas surgió el nombre de Trèvol. Todo lo que queríamos para nuestros hijos fue poco a poco cumpliéndose, muchos fueron los apoyos, aunque también es cierto que hubo dificultades.
¿Cuántas personas están actualmente en el Proyecto después de 15 años de andadura?
Se empezó con cinco personas y ahora somos ya doscientas. Todo esto ha sido fruto de la labor conjunta de padres, técnicos, políticos y empresarios, ha sido un trabajo en equipo de muchas personas que han confiado en la metodología de la estructura de apoyo que es el Projecte Trèvol.
¿Cómo se ha ido ganando la confianza de los padres?
Como he dicho antes muchos padres no veían claro lo de la integración de sus hijos, eran un poco escépticos, pero la verdad es que con el paso del tiempo se iban dando cuenta que esto era posible y esto fue animando a que otros muchos padres trajeran sus hijos al Trèvol.
¿Qué piensa ahora del Trèvol después de 15 años de trabajo?
Para mí, como presidenta de las todas las familias, es una gran satisfacción, felicito a los padres por ser tan valientes y luchar día a día en aquello que era mejor para sus hijos. Y por último a todos aquellos que hacen posible que esto sea una realidad.
También quiero agradecer a todos a lo largo del año 2010, han estado a nuestro lado celebrando estos quince años, que han sido muchas personas y entidades. Por esto también tengo la esperanza de que el camino que tenemos que seguir recorriendo, sea igualmente muy fructífero para nuestros hijos y los que puedan seguir llegando.