La democracia es la participación de todos los ciudadanos en las elecciones sin ningún tipo de discriminación, cuanto mayor es la participación, y más accesible es esta posibilidad, mayor democracia y libertad.
En las pasadas elecciones del 28 A, pudieron participar cerca de 100.000 personas con discapacidad intelectual, en España ha costado bastante que esto se llevara a cabo, de hecho nos llevan la delantera países como; Austria, Croacia, Holanda, Italia, Letonia, Suecia y Reino Unido. Todos ellos facilitaron antes que nosotros las barreras que impedían el voto. No podemos olvidar que la Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad dejaba claro este derecho, y no ha podido ser una realidad hasta que el Congreso de los Diputados decidió modificar la ley electoral en octubre pasado, y de esta manera se pudo aplicar este derecho.
Han pasado más de 40 años de nuestra Constitución y es ahora cuando por fin se puede aplicar. Ha sido una labor de concienciación social para que se cayera en la cuenta que a muchas personas se les estaba negando un derecho. Las personas con discapacidad se han sentido como ciudadanos de segunda con la privación de este derecho. Realmente se puede afirmar que ya era hora y era en justicia.
Poder informar a todos los ciudadanos de todos los programas de los partidos políticos, así como la metodología de los colegios y mesas electorales para que se tengan los apoyos necesarios para que se pueda ejercer el derecho al voto en libertad.
Las personas con discapacidad han podido escoger como todos, han podido dudar como todos, es secreto si se quiere como todos, en definitiva uno más, y uno cuando vota no se equivoca, es ejercicio de la libertad.
Para poder materializar este derecho, el Ministerio del Interior ha contado con las entidades y asociaciones de las personas con discapacidad física o intelectual. De esta manera se puede preparar y se puede evaluar para ver las posibles mejoras para las futuras convocatorias.
Javier Abad Chismol