Cuando llega el mes de septiembre y el comienzo de curso, todos nos planteamos nuevos retos, y esto es muy positivo para poder alcanzar los objetivos que nos marquemos.
Al igual que cualquier persona es muy importante la formación para la correcta incorporación a un puesto laboral. Por este motivo es vital que se sea muy selectivo a la hora de decidir cuáles son los cursos necesarios para una correcta preparación.
Por supuesto sería muy interesante que las personas con discapacidad pudieran realizar los cursos de una manera normalizada, en centros de estudios convencionales pero a su vez adaptados, es decir con los apoyos necesarios. Porque si se pueden matricular pero luego tienen problemas de accesibilidad o de materiales adaptados, sería un sí pero no.
Tengo mis dudas de que cursos solo para personas con discapacidad puedan dar como resultado la integración laboral en una empresa ordinaria, quizás puedan servir para los Centros Especiales de Empleo, en donde se exige la discapacidad para su contrato, pero no para una incorporación real al mundo laboral.
Los limites no los podemos poner nosotros, de tal manera que la persona se sienta lo más libre posible a la hora de escoger en que quiere trabajar, y por lo tanto cual es el camino de formación que necesita llegar para conseguir ese objetivo, por ello el asesoramiento será fundamental, para que sea realista, para que valore sus capacidades y posibilidades, algo que miramos todos, con o sin discapacidad, y ahí se encuentra la normalización.
Todo lo que se haga en formación tiene que hacerse para conseguir metas, la formación no puede ser un continuo que no lleva a ningún lado, en ocasiones las personas con discapacidad se pasan años formándose sin saber muy bien para que, ¿Qué haríamos cualquiera de nosotros si siempre estuviéramos en clase formándonos, o repitiendo curso continuamente? Al final estaríamos desmotivados, por ello, toda formación debe ir encaminada a algo concreto bien a corto o largo plazo.
Javier Abad Chismol