El ocio inclusivo ha sido uno de los temas que más han preocupado en la integración de las personas con discapacidad, habiendo muchas opiniones al respecto, especialmente provocando durante bastante tiempo un ocio exclusivo para personas con discapacidad intelectual, en lugares solo para ellos, e incluso en muchas ocasiones desajustado a la edad de las personas, de ahí que muchos padres o parte de la sociedad crean que tener una persona con discapacidad es tener eternamente a alguien que será un niño o se comportara como un niño aunque tenga un cuerpo de adulto.
Hay que romper barreras, desde Trèvol ya hace muchos años que se creó el programa de ocio, una forma de trabajo para que las personas con discapacidad intelectual puedan ser los dueños de su ocio y de su tiempo libre, en donde puedan escoger con quien quieren ir, cada uno de nosotros escogemos nuestros amigos y por lo tanto donde queremos pasar nuestro tiempo de ocio, además ponerse de acuerdo donde quieren ir, hacerlo donde lo hace todo el mundo, cafeterías, restaurantes, cines, hoteles, polideportivos…
Hay que sensibilizar a la sociedad para que se actúe de forma adecuada cuando se relacionen en cualquier entorno con una persona de discapacidad intelectual, se tiene que actuar para motivar un cambio de mentalidad, creando una nueva cultura basada en la normalización y de la inclusión.
Desde la aceptación se llegará a una oferta real de ocio inclusivo, para que se ponga los medios humanos y materiales para que el ocio sea accesible, porque en ocasiones podemos encontrar muchas barreras, es decir, si apostamos por el ocio inclusivo pero no ponemos los medios, esto no se puede realizar. Es aterrizar de la teoría y de la intención, a la realidad y poder llevarlo a la práctica, en ocasiones podemos perdernos en intenciones y en teorías que luego no somos capaces de plasmar o de llevar a la práctica.
En algunos lugares se ha dado el caso en que en algún pub, o en algún restaurante, hotel, se ha haya discriminado a alguna persona con discapacidad, bien a nivel individual o colectivo, pensando que su presencia podría perjudicarles a su negocio, que daría una mala imagen, o que algunos clientes pudieran irse o sentirse a gusto.
Por ello es bueno dar a conocer el concepto de ocio inclusivo, creando una sociedad que acepte la diferencia, que sea tolerante, que sea capaz de convivir de una manera activa, siendo un apoyo natural para las personas con discapacidad intelectual que podamos encontrarnos en nuestro camino en los diferentes ámbitos de la vida.
Javier Abad Chismol