Muchas veces no nos damos cuenta, pero las personas con discapacidad también envejecen, muchas veces les seguimos llamando chavales o incluso niños, pero si les miramos de verdad nos daremos cuenta de que nuestros chavales, ya tienen más de 50 años, e incluso algunos ya están en edad de jubilación.
Por eso es vital que sepamos también adaptarnos a la edad de las personas con discapacidad, porque sus inquietudes, sus necesidades cambian según la edad, al igual que le pasa a cualquier persona tenga o no tenga discapacidad, no se quiere lo mismo con 20 años que con 40, y muchas veces van todos juntos como un grupo de chavales, pero ellos también se hacen mayores y se convierte en un envejecimiento “invisible”.
Por este motivos iremos también adaptando los apoyos a las necesidades que van cambiando, así como las inquietudes, y sin perder de vista en ningún momento que la persona evoluciona y también sus aficiones, por este motivo los grupos de personas con discapacidad de edad muy variada hay que saberlos llevar, así como grupos de ocio, un grupo de jóvenes de 18 a 25 años querrá un tipo de actividad y aquellos que tengan 60 o más querrán otras.
También las personas con discapacidad conforme se hace mayor puede necesitar más apoyo por la edad, como le puede ocurrir a cualquier persona, además en mucho casos ya no viven los padres y pueden echarlos mucho de menos, especialmente si había mucha dependencia, esta puede ser afectiva como también del apoyo físico y económico.
También tener en cuenta que las personas con discapacidad pueden envejecer mucho antes, y se presenta un alto nivel de dependencia, más especializada e individualizada, hacen falta atención terapéutica y de estimulación así como los medios técnicos y humanos. Que seamos consciente que también existe la integración en el envejecimiento.
Javier Abad Chismol