Cuando actuamos con las personas con discapacidad intelectual no podemos hacerlo al margen del propio interesado, es vital contar con él, no podemos pensar que no es capaz de tomas decisiones por sí mismo, lo que habrá que hacer es buscar los apoyos necesarios que le permita hacerlo. Para que esto se pueda llevar a término hay que conocer donde está su limitación, pero huyendo de los prejuicios, de las lástimas, y siendo objetivo en la toma de decisiones, en ocasiones podemos ser nosotros mismos los que creemos las limitaciones, y no porque sea con mala intención, sino por proteccionismo.
Hablamos de marcarnos unos objetivos para poder realizarlos, nos puede ocurrir que tomemos decisiones buenas pero sin poner en el centro a la persona con discapacidad.
Debemos buscar los apoyos para lograr buenos resultados que favorezcan el desarrollo de la autodeterminación e ir caminando hacia la inclusión social.
Para ello tendríamos que conocer a la persona y ver qué apoyos necesita para normalizar su vida, y para ello son necesario los entornos abiertos, y los apoyos naturales, ¿Qué personas de su entorno pueden participar para sea uno más en la sociedad? Hablamos de un vecino, de un compañero del gimnasio, del tendero de la esquina, del farmacéutico, de un compañero de estudios o de trabajo.
Para que esto se pueda hacer debemos hablar con la persona y preguntarle con quien quiere vivir, donde le gustaría trabajar, que le gusta hacer en su tiempo libre.
Es lo que llamaríamos una red de servicios centrada en la persona a través de planes personales de apoyo. Para ello es fundamental un seguimiento personal de cada uno/a de los miembros de cada organización. En el Projecte Trèvol tenemos lo que denominamos el gestor de casos, una especie de tutor concreto a la que la persona se puede dirigir para poder transmitir sus inquietudes, sus necesidades, sus dificultades y todo aquello que le pueda inquietar.
Es fundamental la implicación de toda la sociedad, de cada uno, no hay que esperar que sean otros lo que lo hagan, todos podemos colaborar y participar, y para ello es importante que las instituciones que trabajan con personas con discapacidad intelectual estén en un entorno abierto, es decir, en entornos naturales; centros de estudios convencionales, empresas ordinarias, centros deportivos. No se deben crear empresas y centros solo para personas con discapacidad, porque esto aumenta las diferencias. Aprenderemos a entender la discapacidad como algo normal dentro de la sociedad cuando podamos convivir y colaborar con esta, y pongamos nombre y cara a las personas con discapacidad.
Javier Abad Chismol