El comienzo de curso escolar es un buen momento para mentalizar de nuevo de la importancia de la inclusión de las personas con discapacidad en la escuela ordinaria, pero en la práctica, en el día a día, cuesta mucho que esto se realice, especialmente si no se ponen los medios necesarios, de tal manera que ningún alumno quede atrás.
Aun hoy no se puede garantizar una educación inclusiva para miles de alumnas y alumnos con discapacidad intelectual o del desarrollo. Instituciones, colectivos y sus familias, quieren que se avance en la transformación del sistema educativo hacia un modelo más inclusivo, teniendo en cuenta los pasos que ya se han dado y que ya se está desarrollando con éxito en varios centros ordinarios. Lo que se tiene que manifestar con claridad es que no solo es cuestión de voluntad y de estar de acuerdo, sino también de procurar la financiación adecuada, los medios humanos necesarios para procurar los apoyos individualizados.
Lo que se ha demostrado a lo largo de los años que este modelo es posible, con la colaboración de todos los que intervienen en el proceso educativo, participación de alumnos, familias, profesionales y la sociedad en su conjunto, así como las instituciones, esto no solo debe quedarse en un deseo que luego pueda paralizarse por temor o por falta de financiación.
Hay que buscar una educación inclusiva equitativa y de calidad, de tal manera que se promueva las oportunidades para el aprendizaje durante toda la vida. La educación inclusiva lleva luego a la integración social en todos los ámbitos de la vida cuando uno ya es adulto.
Se debe fomentar la autodeterminación del alumnado con discapacidad intelectual, la accesibilidad cognitiva y también las herramientas tecnológicas para la inclusión del alumnado.
Generar modelos de convivencia de los alumnos de unos con otros, tanto en el aula como en los momentos de patio, la mejor integración es la que hacen los mismos compañeros, son los mejores apoyos.
Apostemos un curso más en la educación inclusiva, y en la igualdad de oportunidades para todas las personas y ahí somos responsables todos.
Javier Abad Chismol