Una evidencia de que la Educación Inclusiva no es una realidad plena y que de momento solo vive en el mundo de las ideas y de los propósitos de la búsqueda de la integración real de las personas con discapacidad, es que casi 37.000 alumnos están matriculados en Educación Especial, esto significa un 18 % más que hace diez años, cifras que empiezan a asemejarse a las de los años noventa, cuando se llegó a más de 42.000 alumnos en este tipo de centros, esto es llamativo cuando se está hablando sobre el futuro de la educación especial, también es cierto, que aun no se ha regulado un modelo inclusivo real para la escuela, y la propuesta del nuevo modelo educativo está encontrando muchas dificultades.
Esto supone 16,5 % del total del alumnado con discapacidad, escolarizado en los más de 470 centros de Educación Especial que existen en España. El otro 83,5 % del alumnado con necesidades educativas especiales está en centros ordinarios, siguiendo ya el modelo de educación inclusiva que propone la ONU en la Declaración de los Derechos de las Personas con Discapacidad. Aquí tendríamos que distinguir dos derechos, el primero el derecho a todas las personas a recibir una educación digna y de calidad, y el otro es, que es donde más está el debate, el derecho a estar en las mismas condiciones y centros que las personas sin discapacidad, buscando así la integración y la normalidad en los Centros Ordinarios.
El aumento de alumnos en Centros de Educación Especial se puede deber a la dificultad de los Centros Ordinarios para tener los suficientes apoyos, esto hace que muchos padres al final opten por llevar a sus hijos a los Centros de Educación Especial.
La Inclusión es algo deseado, pero hace falta medios, sino muchos ven la inclusión en Centros Ordinarios como un peligro para sus hijos, porque no estarán bien atendidos, o por alguna mala experiencia, en donde a lo mejor la preparación docente no es la adecuada o los recursos o apoyos no son los necesarios.
Tenemos que caminar a la mayor normalización, si legislamos pero no ponemos los medios necesarios la inclusión será un fracaso.
En su defensa los Centros de Educación Especial afirman que ya realizan actividades de normalización con alumnos de Centros Ordinarios, pero cabria preguntarse si es esto suficiente, en mi modesta opinión no.
La Educación Inclusiva se dará cuando todos los factores estén a favor, mientras, como decía al comienzo, si no, se nos quedará en las ideas de algo deseado, bueno, pero difícil de alcanzar.
Para concluir este artículo sí que me gustaría afirmar que no es buena noticia que aumenten los alumnos de Educación Especial, porque si esto es así es que estamos lejos de la Educación Inclusiva plena y que habrá que seguir caminando en la senda inclusiva y de la igualdad de derechos y de oportunidades dentro de la normalización, y esta empieza en la escuela, como base de nuestra sociedad.
Javier Abad Chismol