Desde las diferentes plataformas e instituciones se debe insistir en la aplicación real de la Convención de los Derechos Humanos de las Personas con Discapacidad, para ello hay que poner de una manera continua una serie de actuaciones que marquen el camino y el paso a seguir.
Empezando por tener claro que se quiere la inclusión y dejarse de medias tintas, por un lado se quiere pero por otro se mantiene viva la otra vía, es decir educación especial, centros especiales de empleo y proteccionismo. De esta manera hace que muchos padres y profesionales opten por la vía cómoda de lo menos complicado y complejo y no apostar por la aventura que puede suponer en ocasiones la inclusión.
Es cierto que ya se empieza a apostar por la inclusión en las escuelas ordinarias pero la ley debe proveer los medios necesarios para que se lleve a término, es decir, medios humanos y materiales necesarios, esto acompañado por una formación clara sobre lo positivo que es la inclusión en todos los ámbitos de la vida.
Hay que vertebrar todas las políticas de derechos humanos para cumplir de una manera real los compromisos, desde la propia terminología, un lenguaje que sea inclusivo así como los medios necesarios de difusión en explicar en qué consiste.
Hay que romper barreras para que no haya ningún tipo de discriminación por tener algún tipo de discapacidad, de esta manera se evita la marginación y la pobreza.
Las personas deben educarse juntas respetando la libertad de las personas y la igualdad de derechos, no podemos olvidar que para que se cumplan algunos derechos es fundamental que haya apoyo legal, mediático y apoyo real concreto. Creando así una educación de calidad y que no segregue a nadie. Dignidad, igualdad y libertad son necesarias para enaltecer la dignidad de la persona.
Javier Abad Chismol