¿ES CORRECTO UTILIZAR EL TERMINO PERSONAS CON DISCAPACIDAD INTELECTUAL?
Nos preguntamos muchas veces como debemos hablar de personas con discapacidad, y como comentábamos recientemente en otro artículo, esto producía a veces confusión, entonces ¿Cómo referirse cuando se hable de este colectivo? Quizás tendríamos que diferenciar un lenguaje técnico con uno más divulgativo, o utilizar el mismo, esto en ocasiones puede provocar confusión.
Plena inclusión aboga por seguir usando “discapacidad intelectual” como término de referencia complementario al de la nueva clasificación de la OMS.
Todo ello motivado porque el pasado 18 de junio la Organización Mundial de la Salud hizo pública su actualización de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11), que marca el criterio diagnóstico en todo el mundo. Esta Clasificación identifica la concepción médica de la discapacidad intelectual como “trastorno del desarrollo intelectual”.
En coherencia con la OMS, Plena inclusión considera que –junto a este diagnóstico–, se debe mantener la concepción social de la discapacidad intelectual, es decir, que puedan convivir conjuntamente ambos términos. Por lo tanto, la existencia de esta etiqueta médica no merma ni impide seguir utilizando internacionalmente el concepto de discapacidad intelectual, aunque ya se nos crea un debate.
Dentro del capítulo de “Trastornos del Neurodesarrollo“, esta Clasificación identifica la discapacidad intelectual como “trastornos del desarrollo intelectual”. Como resulta lógico en una clasificación de este tipo, se centra esencialmente en factores de déficit de tipo biológico, describiéndolas como: “un grupo de condiciones etiológicamente diversas originadas durante el período de desarrollo, que se caracterizan por un funcionamiento intelectual significativamente inferior al promedio y un comportamiento adaptativo con dos o más desviaciones estándar por debajo de la media (aproximadamente menos que el percentil 2.3)…”
Como entidad de referencia en el ámbito de la discapacidad intelectual o del desarrollo, Plena inclusión plantea que –en coherencia con la propia OMS-, la existencia de este concepto diagnóstico no invalida el uso del concepto de “discapacidad intelectual”, que desde una perspectiva más sociológica, se refiere no sólo a su posible origen biológico, sino al funcionamiento de la persona, en el que tiene que ver este déficit biológico, pero también otros muchos factores de su entorno, como sus condiciones de vida y la intensidad de los apoyos a lo largo de la misma, las oportunidades de desarrollo y de inclusión que le ofrece su entorno, el acceso a la información y la comunicación, etc.
Plena Inclusión apuesta por buscar un equilibrio, para que convivan juntas ambas formas de dirigirse a este colectivo.
En los últimos tiempos se ha hecho un esfuerzo muy grande para concienciar a la sociedad de lo importante que es el conocimiento de la discapacidad para la sociedad, y que bajo cierto punto de vista la palabra, trastorno, no parece la más apropiada para integrar, porque parece definir la discapacidad como una enfermedad, como una tara de la persona. Habrá que seguir en la línea de los apoyos, de la normalización, de las distintas capacidades, destacando más lo que se puede hacer y no los trastornos. Debemos buscar una fuerza del lenguaje que sea integradora.
Javier Abad Chismol